jueves, 11 de agosto de 2016

El significado del 12

Se suceden las experiencias y emociones. Tras la contemplación del Mirador descenso, hasta Tarifa para orar por los muertos en las pateras y regreso a La Línea. Allí nos esperaban los amigos del centro Contigo para regalarnos hospitalidad con una fiesta marroquí.
               La mañana ha sido de viajes hasta Málaga para embarcar en el Ferry que nos trae hasta Melilla, pero esto será para otros pensamientos en alto.
               Ya os he contado, en varias homilías, el significado del 12 para entender algunos de los pasajes bíblicos. Habla de universalidad, de totalidad, de plenitud… Pero ayer adquirió un nuevo matiz que incorporaré, creo en próximas explicaciones.
               Mis alumnos sabrán de Mohammed, a quien conocimos ayer y que fue el teólogo que me ayudó a descubrir este matiz verdaderamente relevante.
               Es ahora un pastelero satisfecho de sus logros y su itinerario y que siente el proyecto Contigo como su casa. La frecuenta para saludar y compartir con la familia que la vida le trajo y para celebrar con ellos momentos significativos. Ayer, para participar en la fiesta con la que nos obsequiaron y regalarnos su testimonio.
               Es subsahariano y partió de casa con 16 años. Con diecisiete ya cumplidos logró cruzar en patera. Al ser menor lo derivaron a este centro en el que aprendió un fluido castellano, donde descubrió un país con el que dice sentirse identificado y satisfecho y ha hecho de la sonrisa, la alegría y el desparpajo, su tarjeta de presentación.
               Supera cierta timidez y la presencia de casi treinta contertulios con recursos impostados reclamando preguntas que contestar lo que adorna el testimonio de cierta gracia generando una inmensa ternura.
               Su sencillez se hace envolvente y el oyente tiende a participar de la tranquilidad del discurso que invita a relativizar la experiencia vivida si uno no es capaz de leer entre líneas. Hasta que, de forma involuntaria, se desliza un simple dato que genera un inmenso silencio en quienes lo acompañábamos, hasta el punto de que el sobrecogimiento se hace audible: era la decimosegunda vez que lo intentaba.
               Tengo que reconoceros que no tengo, menos de 24 horas después, capacidad de abarcar la profundidad del dato. He tratado, esta mañana, en un par de ocasiones, acercarme a los detalles de esos tránsitos haciendo uso de la imaginación. Él continuó su relato sin detenerse en los detalles de los 12 intentos. Solo que cada uno de ellos fue interceptado por la policía costera, quien los devolvía sistemáticamente. Pero sin explicar cómo resolvió detalles que sí conozco por otros relatos: cómo se obtiene el dinero para comprar 12 veces el pasaje de una patera; cómo se supera, hasta en 12 ocasiones, el pánico a un mar oscuro y peligroso; cómo se vence, hasta en 11 ocasiones, la frustración por un sueño roto…
               En el viaje en coche de esta mañana Alex meditaba en alto “Yo no sé si he intentado hacer algo hasta doce veces”. Su reflexión ha generado una intuición: incapaz con la imaginación, he empleado la memoria tratando de rebuscar algo que haya intentado hasta por 12 veces y, entonces, se ha abierto la inmensidad del significado de este número.
               Es posible que la inexistencia de recuerdos explique mejor el valor del 12 y se ofrezcan respuestas para alguna de mis preguntas. Quizá hay logros no alcanzados porque me detuve en el tercer o cuarto intento. Quizá mis logros no sean tanto porque no necesitaron de más de 3 ó 4. Quizá me haya contagiado de la dinámica utilitarista que hace abandonar lo inútil o lo que no parece alcanzable. Quizá llame sueños a lo que soy capaz de lograr y no a lo que podría hacerme crecer. Quizá las cosas de Dios estén veladas tras no menos intentos de 12. Quizá por eso nos habla del 70 veces 7.

Me quedo con ganas de probar sus pasteles, pero me llevo la dulzura de su testimonio y un canto imborrable a la esperanza: cruzar el mar, alcanzar el sueño, estaba detrás de los doce intentos. 
En la pared del centro Contigo una frase que expresa la espiritualidad de Vicente de Paúl.A mi regreso tengo que reemprender alguno de los sueños abandonados.



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